Aguas inertes
No existe pez más majestuoso surcando los mares que el atún rojo, también conocido como atún del Atlántico o aleta azul gigante. Llega a medir hasta 3.65 metros de largo, pesar hasta 680 kilogramos y vivir 30 años. Pese a su tamaño, este pez es una refinada creación hidrodinámica, capaz de nadar a 40 kilómetros por hora y sumergirse a profundidades de casi un kilómetro. A diferencia de la mayoría de los peces, tiene un aparato circulatorio de sangre caliente que le permite vivir en climas extremos, desde el Ártico hasta los trópicos.
El atún rojo posee otro atributo extraordinario que podría ser la causa de su extinción: la exquisita carne de su vientre, veteada con generosas capas de grasa, es considerada el sushi más selecto del planeta. A lo largo del último decenio, una flota de buques pesqueros equipada con moderna tecnología, guiada a menudo por aviones localizadores, ha perseguido al atún rojo de un extremo a otro del Mediterráneo. Capturan decenas de miles de especímenes al año, muchos de manera ilegal.
El pez se engorda dentro de jaulas marinas, en criaderos frente a la costa, para después ser sacrificado y preparado para el mercado de sushi y filete en Japón, Estados Unidos y Europa. Se ha pescado tanto atún rojo del Mediterráneo que la población está amenazada con la extinción. Mientras tanto, los funcionarios europeos y del norte de África no han hecho gran cosa por detener esta matanza. ‘‘Mi gran temor es que ya sea demasiado tarde –comenta Sergi Tudela, biólogo marino español que trabaja en el Fondo Mundial para la Naturaleza, organización que encabeza la lucha para frenar la pesca del atún rojo–; tengo una imagen muy gráfica en mi mente: la migración de tantos bisontes en el Oeste americano a principios del siglo XIX. Lo mismo sucedió con el atún rojo en el Mediterráneo: una migración masiva de estos peces. Y ahora somos testigos del mismo fenómeno: al atún rojo del Atlántico le pasa lo que al bisonte americano. Lo estamos viendo en este momento, frente a nuestros propios ojos.’’
La población diezmada de este pez refleja los muchos problemas de la pesca actual en el mundo: el enorme y creciente poder de exterminio que poseen las nuevas tecnologías pesqueras, la sombría red de compañías internacionales que obtienen del comercio enormes ganancias, y la incapacidad de los responsables de legislar y hacer cumplir la ley. A esto se suma la indiferencia de los consumidores, a quienes no les importa cómo llegó ese platillo a su mesa.
Los océanos del mundo son sólo una sombra de lo que fueron. Los biólogos marinos difieren en la magnitud de este deterioro. Algunos sostienen que las poblaciones de muchos peces grandes han disminuido de 80 a 90%, mientras que otros argumentan que la merma ha sido menos grave. Pero todos coinciden en que, en la mayoría de los lugares, hay demasiados botes pescando a un ritmo insustentable.
Escrito por: Fen Montaigne el 01 de Abril de 2007
National Geographic - Ver artículo original
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